miércoles, 19 de mayo de 2010

Capítulo 4: ''Gluconato de Hierro II''

Gluconato de Hierro II

Por fin! Me sentía… tan liberado (admito que lo que más colaboró en mi descargue emocional fue la pelea), como si todo comenzaba de nuevo, y las cosas en mi alrededor iban tomando forma. Me había fijado que, como ya no importaba en lo más mínimo lo que pudiese pasar con Ulises, quería invertir mi tiempo en algo más, algo que me ayude a mí (claro, en aquel momento sólo vi opción como una… opción, sin saber que ésa sería la causa de toda mi felicidad, meses después) y también a otras personas.

Como varios amigos me habían comentado, y yo, a la vez, meses atrás, había investigado en Internet, un grupo LGBT se había establecido de una manera muy… ‘’especial’’ en la capital. Tenía la (no muy clara ni tampoco decidida) iniciativa de querer ayudar, de creer poder hacer algo bueno por ellos (cosa que, a nivel institucional, no me funcionó para nada, ya que sólo era ‘’el pobre aprendiz que cree que puede hacer algo’’), y tenía tantos ánimos, que me decidí. PARAGAY era una organización sin fines de lucro que buscaba un Paraguay libre de homofobia, con la cual me había identificado desde hacia ya mucho tiempo, pero aun sin darme cuenta del alto poder que la etiqueta de PG tenía sobre mi, pero aún más importante: el poder que tenia sobre mi lo que estaba tras esa etiqueta. Simón Cazal, un activista gay que lucha por los derechos de las personas homosexuales, al igual que lucha por los DDHH, había establecido un cierto nivel de confianza conmigo, desde hacía ya un cierto tiempo. Desde noviembre del año anterior (2008), ya había empezado (yo) a frecuentar ’’La Casa de PARAGAY’’, por interés propio, y personal. Lo que para mi era desconocido aun, era el por qué de mi visita frecuente a la casa. Me gustaban mucho sus instalaciones? Sí. Era el ambiente de trabajo lo que me agradaba? (Tal vez).

O era el deseo insaciable de ver ese rostro y oír esa misma voz que resonaba en mi cabeza por horas, y horas, lo que me atraía tanto a aquel ambiente? Con certeza, no lo supe hasta que me di cuenta. Hablaba con franqueza de mis problemas amorosos con Ulises con una persona en especial: Simón. La razón: no la sabía en aquel entonces. Por qué soñaba yo con él? No lo sabía.

Entablé algún tipo de contacto con Simón Cazal, el Director Ejecutivo de PARAGAY (asumiendo un nombre bastante inteligente y… seductor). Él me había dado un cierto grado de ánimos para poder creer que podía hacer algo, y en no muy contadas ocasiones me había invitado a La Casa, proposición que acepté sin rodeos. Evidentemente, me salté la parte de mi salida del closet con mi familia, pero… es un tema no muy extenso, ya que fue ‘’fácil’’ y sin demasiados problemas. Una tarde, luego de un almuerzo, le comenté a mi madre sobre las posibilidades de unirme al grupo de apoyo de la organización, le había comentado sobre el trabajo, sobre lo que hacían, sus labores y obligaciones con la sociedad (evidentemente, de una manera lo suficientemente seria para que se confíe, asumiendo que ni siquiera yo sabía muy bien de qué se trataba). Accedió, gracias a las probabilidades no muy altas de que eso me afecte, y, obviamente, porque en aquel momento, mi madre, y todas las personas que yo quisiera, estarían en La Manga del Saco Negro (evidentemente, no cabe recalcar que para aquel entonces, mi poder de manipulación era ya lo suficientemente fuerte como para trabajar con y a la gente. La capacidad de meterme en la cabeza de las personas (por decirlo así) y trabajar mi poder de convicción –y conveniencia- por medio de mis palabras –y actos- era ya lo suficientemente ‘’poderoso’’ (dejando en duda el inevitable, insospechable, y no muy creíble poder del poder, por no citar su existencia). Rememorando y ‘’viajando en el tiempo’’, nuevamente, recuerdo que mientras el tiempo pasaba, mi relación con Ulises empeoraba, y mientras eso pasaba, yo me abría paso a una amistad con Simón. La diferencia de edad establecía que él había experimentado mas cosas que yo, experiencia le sobraba, y era algo que a mi me faltaba. Era la persona que estaba buscando. Era lo que pedía, y ya tenía planeado que si hubiese nacido 10 años antes, él sería el novio perfecto para mí. MOMENTO! Estaba enamorado desde hace mas tiempo de lo que había sospechado! Desde mi noviazgo con Ulises ya había alucinado con Simón, soñado con Simón, pensado en Simón. En ese mismo momento fue cuando por fin estaba seguro de algo en la vida: estaba enamorado, enamorado hasta los huesos. Obviamente, fue muy obvio para los que me conocían lo suficiente (Claudia, Pedro... hasta Mamá).

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