miércoles, 24 de febrero de 2010

Analizando el Teorema de Semana del Orto

Ayer, Lunes 22 de febrero, desperté con la inquietante sensación de saber que ésta semana sería un completo desastre. Hoy, Martes 23, con una certeza casi confirmada, lo compruebo. Desde la ventana del aula A4, ‘’escucho oír’’ una canción de Coldplay, que suena, casi a lo lejos, en el Instituto de atrás. Me dormí con mi lista de reproducción ‘’Broken Valentine’s Day’’, cuyo nombre surgió el 14 a las 23 hs, entre lágrimas y suspiros fusos. Anestesia, entre Gregory y Temperance, con un toque de Walker cruzado con Izzy... y un poco de esto, un poco de aquello, un poco de Peter, otro de Marshall, de Bart. Agregado, a todo eso, una gran parte de Sawyer y la densidad de Melinda. Claro, que... también sumado el inocente e imposible intento de Malcolm por hacer que las cosas vayan bien.

Entre cafeínas y zumo de naranja sin gluten, entre la manía de publicar, sin sentido alguno, todo lo que vagamente hago, en un sitio de ceros y unos, me siento solo. Me siento, multiplicado por cero... y me duele pensar que estoy simplificadamente simplificado entre todas las ecuaciones de mi vida, en la que a veces, siempre todo se iguala a cero, o en el peor de los casos, me sobra una de segundo grado, con dos incógnitas, pero, sin poder resolverse. Pese a todo, nada se iguala a cero, gracias al exponente de mi ecuación (obviamente, el exponente siempre va encima de todo). Gracias a él, tengo ganas, aún, de intentar buscar la solución a mi problema. El problema, la ecuación, la regla, la excepción, el teorema, como quiera llamarse, siempre = mi

La cuestión es: Hay solución?

Ojala que exista una solución real, porque, gracias al exponente, el orden de los factores no afecta al producto. El producto existe gracias al exponente. Otro truco, no existe. Soy una X que necesita su solución, nada más. Sé que existe, ya la encontré, sólo que, debo resolver otra incógnita antes de llegar al resultado final: mi exponente.

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